Escribo este artículo convencido de que Colombia no merece esta suerte y no comparto la premisa de que cada pueblo merece a sus representantes porque, la ausencia de responsabilidad de la sociedad se debe a que la democracia en el país es una tragicomedia donde sus actores manipulan, hacen trampa, compran votos, incumplen promesas, se roban el erario y ponen a cuidar el queso al mismísimo ratón.
El balance es breve y contundente: Duque
entregará el país con el doble de violencia que lo recibió, guerra en el
Catatumbo, Arauca, Putumayo, Nariño y el Pacífico, 2022 con 58 masacres, 49
líderes sociales y 13 excombatientes asesinados y las Águilas Negras amenazan a
candidatos. (Cuando se publique el artículo habrá más muertos).
Acomodaron al gusto gobiernista Fiscal General,
Procuradora, Defensor del pueblo; repartió mermelada a sus compinches políticos
y aquí es, donde se configura un “secuestro” de las instituciones donde la democracia
se “prostituye”.
Le estalló una protesta social en la cara donde
repartió bala, sacó ojos y murieron muchos jóvenes luchando por un país más
justo y decente.
Salió al exterior y en sus discursos mentirosos
e hipócritas se ufanaba por ser defensor del medio ambiente y meses antes de su
salida del Palacio de “Nari” aprobaron el primer piloto Fracking en Puerto
Wilches Santander y toda la disposición para intervenir el Páramo de Santurbán
y gracias a la lucha popular no le quedó fácil hacerlo pero, insiste.
En materia de corrupción las Fuerzas Militares
y de policía, junto con Fiscalía y procuraduría brillaron por escándalos de
peculado, tráfico de influencias y por una total impunidad para integrantes de
la élite económica y de la alta sociedad.
Dos ejemplos que estremecieron a Colombia
fueron la famosa “Ñeñe política” donde fueron enviados a la cárcel los que
precisamente denunciaron y la fiscal Angélica Monsalve que fue trasladada,
perseguida y presionada para que no imputara a unos prestigiosos señores de
apellido Ríos Velilla entre muchos otros casos referenciados en denuncias
periodísticas.
En embajadas y consulados nombró amigos y
“fichas” pagando favores burocráticos, en la mayoría de los ungidos no había ni
experiencia ni academia.
Su ministro de Defensa de apellido Molano
bombardeaba campamentos donde morían niños a los cuales llamaba “máquinas de
guerra” y mujeres embarazdas, en una operación militar en el departamento del
Putumayo, más exactamente en la vereda Puerto Leguizamo asesinaron a miembros
de una comunidad que departían en un bazar, lo anterior descrito era una forma
de actuar completamente al estilo de los paramilitares. No tenía el ministro de Defensa el más mínimo
protocolo antes de lanzar algún ataque u operación bélica. Actuaba sin
escrúpulos.
Dice que ha cumplido el 90% de las propuestas
de campaña sin sonrojarse, lo dice ante un auditorio amarrado de pies y manos,
con los ojos vendados y sin poder escuchar, lo dice ante aduladores crónicos y
el comité de aplausos infaltable en cada presentación al público.
Burló la Constitución al impulsar un mico en
ley de presupuesto donde su artículo 124 de la ley 2159 del 2021 fue declarado
inexequible y la burló porque, sabían que la Corte Constitucional demoraría en
fallar y así, procedieron a votar los “honorables” parlamentarios para aceitar
maquinarias electorales y conseguir el mayor número de Congresistas genuflexos a
la politiquería.
El país tuvo a principios de mayo un paro
armado en 11 departamentos por cuenta del Clan del Golfo y la fuerza pública
muy pasiva para hacer frente a este flagelo terrorista y criminal, se
inventaron un grupo especial para capturar a los máximos cabecillas del Clan
que dizque utilizando la misma estrategia para capturar a Pablo Escobar, nada
más absurdo e infantil debido a que las circunstancias y modus operandi son
distintas a las utilizadas por el otrora capo de Medellín.
A esta hora me informan que la plata robada de las
OCAD PAZ va en 750 mil millones y subiendo, este órgano maneja un presupuesto
de casi 8 billones de pesos; me informan que el exdirector del Departamento
Nacional de Planeación el señor Luis Alberto Rodríguez salpicado en el
escándalo de los dineros del OCAD construye una mansión en Valledupar por 2 mil millones de dólares; me
informan a esta hora que la Junta Directiva de Ecopetrol se atornilló a sus
puestos por 2 años más y que éstos señores están siendo investigados por un
detrimento aproximado de 2.3 billones de pesos y lo más grave del asunto es
como la actual administración de Iván Duque no solo minimiza los graves hechos
de corrupción sino, que además dicen que no hay pruebas.
Duque se va diciendo que si existiese la reelección presidencial no duda de que Colombia lo elegiría nuevamente, un hombre completamente desconectado con la realidad social de un pueblo que sufre todos los santos días.
Definitivamente no hubo presidente del 2018 al
2022.
LENIN ERNESTO PABÓN R.
Abogado consultor.
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